RUFFLES

Dries Van Noten Spring 2014 Ready-to-Wear

La asociación automática que hacemos al pensar en volados y sus orígenes nos remite al siglo XVII. Los cuellos estrafalarios de los aristócratas los hacían parecer cabezas flotantes. Estos cuellos particulares – conocidos como cuellos escarolados – se hicieron comunes entre el resto de la gente que no formaba parte de la realeza. Podríamos decir que el ciclo de esta tendencia comenzó alrededor del 1600 en Europa. Se mantuvo durante los años y desapareció durante algunos años minimalistas, hasta que los volados impusieron su vuelta en la temporada de Primavera/Verano de 2016.

En Argentina, es una tendencia que se fue instalando de a poco, en su justa medida (porque los tiempos en Latinoamérica no son los mismos que en el resto del mundo). El día de hoy, pisamos un shopping, entramos a una cuenta de Instagram de alguna marca de indumentaria y lo que nos cuesta es NO encontrar volados.


Claramente es algo que nos gusta por su atractivo visual, porque de cómodo no tiene mucho… Empezó siendo algo que todos los que aspiraban a la realeza imitaban, pero ¿de dónde lo sacaron ellos? ¿Cómo se les ocurrió empezar a usar algo tan incómodo?

Volados hay de todo tipo, en camisas, pantalones, zapatos, botas; al igual que había cuellos escarolados de todos los tipos, cerrados o abiertos. Los últimos permitían mayos movilidad de la cabeza y les permitía a las mujeres mostrar su parte superior del pecho, su escote. Estos cuellos provocativos (generalmente de encaje) fueron moda hacia fines del 1500 y principios de 1600. Como todo lo excesivo, este accesorio creó controversia. Llegaron a existir leyes que intentaron prohibirlos o, al menos, reducir sus tamaños al creerlos excesivos – pero como sucede con toda ley suntuaria… no tuvo mucho éxito.


Aplicado al diseño de indumentaria, el volado es uno de los detalles más representativos de la mujer sobre todo en los años 50. La popularización y el “comeback” se advirtió en el 2016 en las pasarelas de las semanas de la moda. Ya estamos entrando en mitades del 2017 y los volados no parecen irse a ningún lado. No sólo en Buenos Aires (que acaban de hacer BOOM) sino en todo el mundo. Adornan prendas, y hasta a veces denotan poder y presencia en las calles. Como mujer, puedo decir que dan un sentimiento de presencia, un sentimiento de fuerza. Dan ganas de usarlos todos los días y a toda hora.


Aunque históricamente eran unisex, en la Época Victoriana en Inglaterra los vestidos de las mujeres eran decorados con estos volados, y ya hacia el siglo XIX para ser hombre “dandy” se requería usar todo tipo de adorno. Pero, hacia finales de este mismo siglo esto simplemente ridiculizaba la masculinidad y se pasó a usar cuellos simples y sin adornos, donde la norma era lo “normal”.


Para los años 20 los volados todavía persistían, pero simplemente como agregados al estilo flapper. Ya en los treintas el flamenco se convirtió en tendencia y los volados eran fundamentales para destacar los movimientos de esta danza particular. En los años 50, luego del racionamiento de la posguerra, se deseaba la voluptuosidad y el intento de encontrar la satisfacción y el placer en la moda. 


Pero junto con esto, los volados comenzaron a perder sustancia hasta que en los setentas la moda etérea y hippie llegó acompañada de géneros volátiles y generadores de movimiento y liviandad… y qué mejor que los volados para esto. La exageración y el exceso ochentoso no pudo alejarse de los volados, y el mejor recuerdo que tenemos de eso es el vestido de novia de la Princesa Diana. Y… aunque los volados no parezcan propios de los años 90, lo fueron gracias a todo ese movimiento preppy, a todo ese intento de parecer menor, de ser aniñado. Junto con los volados en vestidos, polleras y blusas, se sumaron los overalls de jean.




Hoy, lo que podemos decir es que todos se encuentran encantados con los volados… y todavía no sabemos por qué nadie se cansa de ellos. Es una mezcla entre femenino, boho, y además es adaptable a cualquier prenda, y eso los hace la actual obsesión de todos los diseñadores y sus fieles clientas.

Dries Van Noten Spring 2014 Ready-to-Wear

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